A primera impresión, no es plato de buen gusto ducharse con agua fría, y mucho menos en pleno invierno. Pero existen muchos argumentos y estudios en favor del agua fría para nuestro organismo. Las acciones y beneficios que aporta el agua fría para nuestra salud están fuera de toda duda, tanto cuando la tomamos como en el momento en que nos duchamos.
Primeramente, una ducha de agua fría es buena porque activa la circulación y nos ayuda a regular la temperatura corporal. Esto es singularmente esencial cuando hemos finalizado una sesión de ejercicio físico en el que hemos sudado y la temperatura corporal ha subido varias décimas. Una ducha de agua fría nos va a ayudar a recobrar la perfecta temperatura del cuerpo.
Además de esto, una ducha de agua fría, de manera especial por la mañana o bien en el trascurso de la jornada, es beneficiosa puesto que la temperatura baja estimula nuestro sistema inmunológico. El agua fresca hace que la piel y nuestra musculatura reaccionen. Una recomendación frecuente que los médicos efectúan a los pacientes que padecen dolor de piernas es, exactamente, que se bañen con agua fresca para mejorar la circulación y el flujo sanguíneo.
En pleno invierno a muy pocas personas se les ocurre ducharse con agua fría, además de que parece un símbolo de pobreza o más bien un hecho de valentía o reto. En los meses más fríos del año a todos nos apetece darnos una ducha de agua caliente o almeno tibia. Pero en los últimos años la tendencia está cambiando, cada vez más, utilizamos el agua fría debido a los numerosos beneficios que nos aporta a nuestra salud.
Pero esto no es ninguna novedad, ni ninguna locura de nuestra época. Utilizar el agua fría como una especie de hidroterapia ya se usaba hace siglos en la Antigua Grecia. Hipócrates, considerado padre de la medicina utilizaba baños a muy baja temperatura para tratar las enfermedades más graves de la época. Muchos estudios sobre la exposición al frío implican la inmersión del enfermo en aguas a muy baja temperatura, por otra parte existen métodos con agua helada como pueden ser duchas o baños.
Un reciente estudio descubrió que aquellos que se ducharon con agua helada tenían un 29% menos de enfermedades, como un resfriado, que los que no lo hicieron.
El agua fría mejora la circulación y activa las defensas.
En cualquier caso, habría que señalar que se recomienda bañarse con agua fría cuando buscas un efecto estimulante en tu cuerpo, al tiempo que te deberías bañar con agua caliente cuando buscas un efecto relajante. Conque ducharte con agua fría por la mañana es conveniente ya que activa tu organismo para la jornada que tienes por delante, al paso que sería oportuno bañarte con agua caliente de noche para ayudarte a relajar el cuerpo y la psique y conciliar mejor así el sueño.
Es verdad que si no estás habituado a bañarte con agua fría, al principio es posible que lo acuses de alguna forma, y hasta te acatarres. Pero con el paso del tiempo vas a ver como tu organismo asimila el cambio de temperatura del agua, y comienzas a notar los beneficios de bañarte con agua fresca.
Además de la ducha o bien el baño, asimismo hay que señalar los beneficios de tomar agua fresca. El agua fría nos ayuda a regular la temperatura corporal. El agua a una temperatura fresca es mucho más fácil de tomar que un agua caliente o bien tibia. En cualquier caso, lo que es esencial es que el agua sea de la máxima calidad y pureza posible. De ahí la importancia de contar con un descalcificador para poder asegurar la mejor calidad del agua.